domingo, 4 de noviembre de 2012

Taller de poesía: Juana Castro


El pasado miércoles 31 de Octubre tuve la suerte de asistir al taller de escritura que nos ofreció la escritora de Villanueva de Córdoba Juana Castro.
Fue un taller singular encabezado por la entrevista de Noni Venegas, periodista que se encargó de asumir el hilo conductor durante la mañana.

Juana Castro comenzó contándonos varias escenas en las que a mi parecer contaba varios pasajes de su vida. Seguidamente Juana Castro explicó que para ella la poesía viene por se transmite a través de la vía oral.

Algo que me llamó muchísimo la atención fue la declaración de Juana Castro en la que explicaba que era para ella la poesía; “ La poesía puede salvarnos de ir al psiquiatra”.
Ella usa la poesía para evadirse de los malos ratos que le ha dado la vida.

Tras la pérdida de un hijo de 7 años publica su libro “Del Dolor y las alas”.

En cuanto a los temas de sus obras Juana nos cuenta “Que se le imponen sobre ella”. Normalmente ella no escoge un tema ni piensa en hacer una obra sobre un tema predeterminado.

Una de sus obras más aplaudidas por el género masculino fue “Arte de Cetrería”, que centra su tema principal en la lucha de la amada consigo mismo.

En otro de sus poemas, que a mí me llamó especialmente la atención, Juana nos habla de la violencia de género. “Amor de amortajar, de amoratarse, de amartillarse”
Pero la obra que más llamó mi atención fue “Los cuerpos oscuros”. Donde Juana habla acerca de la enfermedad de sus padres: alzheimer.
Una de las curiosidades de este libro es que nunca se menciona la enfermedad, simplemente Juana desarrolla sus vivencias.

Para finalizar me gustaría que pudieras leer uno de los poemas  de Juana Castro incluida en su obra “Los cuerpos oscuros”: C/ Cruz de Ventura.

C/ Cruz de Ventura
Hace ya tanto tiempo que andamos entre coches…
Déjame, hija mía, que descorra los miedos y la niebla.
Llevamos ya dos horas
perdidos en la acera
de no sé que avenida, preguntando
en porteros donde nadie conoce a nuestra hija.
El ascensor no estaba, y otra vez
nos cambiaron el cuadro de los números.
Tu padre, cinco pisos, mis piernas, los jardines,
mil comercios…
Había una carrera, porque estaban los guardias.
Y la música loca, tanta gente,
y el cristal embobado de las casas sin nombre.
-Traéis cemento detrás de las orejas.
Y arañados los pies de rascacielos.
Ayer, el autobús de las espinas blancas
¿o fue hoy?
nos llevó a la deriva
por vueltas y revueltas
de hormigón y de luces.

Y de pronto, un brillo
del oscuro café, una mirada, esa malicia
inteligente y cómplice del agua,
del agua de los ríos que van a dar al mar,
la casa, el puelo.
Nosotros, ya, Ventura 14.

No hay comentarios:

Publicar un comentario